Hola a tod@s!
Último día de octubre y toca echar la vista atrás: ha sido un mes largo y con muchas idas y venidas, pero haciendo recuento, creo que no ha ido demasiado mal. Es curioso que mi ritmo lector y reseñístico haya aumentado, ya que durante casi todo el mes tuve una de esas crisis que nos dan a los bibliófilos de vez en cuando, en la que no te sientes a gusto con ninguna historia, lo que me hacía zigzaguear de una novela a otra a la mínima de cambio... Creo que ya me estoy recuperando de este bache y tengo muchas expectativas puestas en noviembre, pues me quedan algunos retos por rematar y varias lecturas apetecibles en el punto de mira que espero que amenicen uno de mis meses favoritos del año... Mientras apuramos los últimos momentos de octubre, ¿les apetece que echemos juntos un vistazo por el retrovisor?
Lo reseñado:
Este mes me he esforzado por proponerles un menú variadito, con la intención de que no sintieran que me repito demasiado: de este modo, a parte de ofrecerles una buena ración de cotufas para que comprobaran que también de celuloide se alimenta esta lectora, las obras que les mostré en octubre caminaron por distintos géneros, así que había para todos los gustos. Empecé el mes enseñándoles Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, un libro hilarante, sarcástico y con mucha mala uva, que derribó todos mis prejuicios alrededor de David Foster Wallace, autor al que espero seguir conociendo. Continué retándoles a descubrir qué significa Xingú a través de una excelente novelita de Edith Wharton que sólo puedo definir como deliciosa. Saldé mi deuda con La rastreadora, un libro que me trajo de cabeza durante varios meses y para cuya lectura hay que tener un espíritu especial, pero cuya claustrofóbica ambientación es capaz de traspasar las páginas. Para recuperarnos de lo anterior se me ocurrió presentarles a Emily la de Luna Nueva, una niña encantadora con la que conecté de corazón y que les invito a conocer, pues se sorprenderán con la autenticidad desnuda de cursilerías que desprende esta chiquilla de más de 100 años de edad. Como broche final decidí traerles mi opinión sobre Danza de Dragones, el último libro publicado hasta ahora de Canción de Hielo y Fuego, una saga que despierta odios y pasiones a partes iguales y que de momento a mí me tiene camelada: lo malo es que ahora me toca aguardar la publicación del próximo libro y quien espera, desespera...
Lo leído:
Ya les comenté antes que en octubre no fui demasiado constante en mis lecturas pero, curiosamente, leí más que en meses anteriores: es cierto que elegí muchas novelas cortitas, pues no tenía la cabeza para grandes tochos, pero me sorprende que al final el balance sea tan positivo. Tras más de una semana sin saber dónde poner el huevo, me incliné por leer un valor seguro como es García Márquez: le tocó el turno a El coronel no tiene quien le escriba, pequeña novela que me sumergió en su universo y que no dudo en recomendar. A raíz del fallo del Premio Nobel de Literatura decidí darle una oportunidad a Patrick Modiano: saqué varios libros suyos de la biblioteca y me decanté por Dora Bruder, del que no tenía demasiadas opiniones ni expectativas formadas; sin llegar a entusiasmarme me gustó, aunque quizás le faltó algo que aún no sé definir. Paseando un día por la librería tropecé con Cereza, Guinda un pequeño libro escrito e ilustrado por mi adorado Benjamin Lacombe que leí in situ, casi sin darme cuenta: es una historia muy tierna que me parece un regalo fenomenal para cualquier niño que se sienta solo o triste. La lectura revelación del mes fue El insólito peregrinaje de Harold Fry: lo elegí porque quería una historia amable y contemporánea y me aportó, además, un chute de energía positiva; éste es uno de esos libros buenrrollistas que hacen que intentes ver el lado bueno de las cosas y conmigo, que tenía la semana tonta, lo consiguió. Para rematar el mes leí casi paralelamente dos obras muy distintas entre sí: por una parte cayó un interesante relato de Marguerite Yourcenar titulado Ana, soror... que supone mi primer acercamiento a esta escritora única a la que siempre he querido conocer y, por otro lado, leí por fin Guía del autoestopista galáctico, historia de la que esperaba algo más a pesar de que me gustó: supongo que mi estado de ánimo y mi cerebro - veleta hicieron de las suyas para que no conectara del todo con un argumento tan surrealista, así que no descarto una relectura en condiciones.
La viñeta lectora del mes:
No tenía muy claro qué ilustración debía elegir para que sirviera de emblema a este blog durante el mes de noviembre, pero esta mañana tropecé con ésta y me hizo mucha gracia: no sé si yo llamaría a la infinidad de posturas mientras se lee "Síndrome del dolor de libros" o más bien "Kamasutra para lectores empedernidos", pero me identifico con esa muchacha que no sabe ni cómo ponerse para disfrutar cómodamente de su novela. Yo soy de las que dan vueltas y revueltas con un libro y de las posiciones que adopta la muchacha en el dibujo me decanto sobre todo por el clásico "bocabajo con piernecitas que se balancean" y por el más innovador "sentada con los pies en alto, a poder ser en la pared" (aunque recostada es más cómodo, la verdad...) ¿Ustedes también se ponen en plan "Circo del Sol" para leer un libro o se sientan frente al ejemplar tranquilamente y sin aspavientos? ¿Podemos hacer pasar estos "ejercicios de colocación para una óptima lectura" como pilates? ¿Existe algún sillón ergonómicamente perfecto para que las culebrillas como yo dejen de dar vueltas sobre sí mismas o la opción más cómoda en estos casos sería colocarse directamente una camisa de fuerza? Dejo abierto el debate, ¡se aceptan todas las opiniones! ;)
Nada más amig@s, ¡esto es todo por hoy! Espero que octubre haya sido un gran mes para todos ustedes, lleno de buenas lecturas y momentos y que si se han pasado por este blog durante las últimas semanas hayan encontrado alguna cosa que les gustase al menos un poquito. Que tengan un feliz mes de noviembre. Abrazos! ;)